domingo, 18 de enero de 2009


Por aquella época tiene lugar un episodio decisivo y premonitorio en la vida de Norma Jean: su encuentro con las cámaras.Un fotógrafo de la armada visita la fábrica donde ella trabaja para hacer un reportaje sobre el trabajo de las mujeres durante la guerra. Ella es la escogida para salir en las fotos, y para sorpresa de todos no necesita ninguna lección de como ha de posar. No en vano ha aprendido poco a poco sus movimientos y conoce a la perfección las reacciones que estos provocan entre los obreros, camioneros y militares. Después de este hecho decide abandonar la fábrica y dedicarse de lleno al trabajo de modelo. Recomendada por su descubridor, conoce a Emmeline Snively, de la agencia de modelos Blue Book, y empieza a ir a clases nocturnas. Su sonrisa radiante empieza a aparecer en las portadas de Laff, Peek y See. Conoce al fotógrafo de moda hungarés André de Dienes, con el cual hace un viaje al Oeste, donde es fotografiada en los escenarios naturales más bonitos. André perdió la cabeza por ella, y lo que empezó siendo un viaje de trabajo se convirtió en una luna de miel anticipada.




Las fotos se publicaron en U.S. Camera, Pageant y Parade y causaron sensación y contribuyeron a formar su prestigio profesional como modelo. Dienes tuvo que volver a Nova York y durante este tiempo enloqueció por culpa de ella, pero a su vuelta a Los Ángeles rompió su compromiso. A pesar de que dijo que Norma había cambiado mucho, la verdad es que la hizo espiar y descubrió que salía con otros hombres. No entendió que la chica estaba destinada a ser un poco de todos y a la vez de nadie en concreto. Más tarde, una vez ya consagrada, la misma Norma lo reconoció: "Pertenezco al público; el es mi única familia".







No hay comentarios:

Publicar un comentario